Porlamar fue para él Tupelo, y Caracas fue Memphis. Risa fácil y aguda inteligencia, mente suspicaz, de esa que se consigue en la mezcla de calle leída y de lectura vivida, y no en las Facultades, togas ni diplomas, no siempre veraces. Personalidad compleja, de claros luminosos y oscuros de densa tiniebla, como los personajes que llenaron sus lecturas favoritas. De Somerset Maugham a Cervantes, y de Vargas Llosa a Marcial Lafuente, el de "Estefanía". Magallanero y guaiquerí, deportista y bailarín, amigo fiel, adversario fiero y galante, todo al mismo tiempo. Es muy difícil explicarlo a él, aún con el privilegio de haber sido parte de su circunstancia, como diría Ortega y Gasset. A veces me gusta pensarlo como a Carmelo Da Silva, self-made man cuyas circunstancias fueron, al final, más fuertes que él, pero eso sería reducirlo, sólo dibujarlo. Describirlo en todos sus matices, como lo ha hecho el hábil trazo del artista que es su sangre, requeriría mucho, mucho más. Algo de lo que aquí se ha dicho, música de Elvis Presley, un vaso de whisky y una sonrisa, bañada de la lluvia de mis ojos. Baste decir, al final, como su epitafio: lo enfrentó todo, se mantuvo de pie, y lo hizo a su manera. Una vez más, por marcarme -desde el principio- el camino, gracias por todo, Socio. TQQJ.
Porlamar fue para él Tupelo, y Caracas fue Memphis. Risa fácil y aguda inteligencia, mente suspicaz, de esa que se consigue en la mezcla de calle leída y de lectura vivida, y no en las Facultades, togas ni diplomas, no siempre veraces. Personalidad compleja, de claros luminosos y oscuros de densa tiniebla, como los personajes que llenaron sus lecturas favoritas. De Somerset Maugham a Cervantes, y de Vargas Llosa a Marcial Lafuente, el de "Estefanía". Magallanero y guaiquerí, deportista y bailarín, amigo fiel, adversario fiero y galante, todo al mismo tiempo. Es muy difícil explicarlo a él, aún con el privilegio de haber sido parte de su circunstancia, como diría Ortega y Gasset. A veces me gusta pensarlo como a Carmelo Da Silva, self-made man cuyas circunstancias fueron, al final, más fuertes que él, pero eso sería reducirlo, sólo dibujarlo. Describirlo en todos sus matices, como lo ha hecho el hábil trazo del artista que es su sangre, requeriría mucho, mucho más. Algo de lo que aquí se ha dicho, música de Elvis Presley, un vaso de whisky y una sonrisa, bañada de la lluvia de mis ojos. Baste decir, al final, como su epitafio: lo enfrentó todo, se mantuvo de pie, y lo hizo a su manera.
ResponderBorrarUna vez más, por marcarme -desde el principio- el camino, gracias por todo, Socio. TQQJ.
Excelente texto primo, sencillamente hermoso. Gracias por tu apoyo y sentida colaboración en nuestro proyecto!, fuerte abrazo!
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